viernes, 3 de abril de 2009

No se podía describir mejor con palabras

Copio y pego un artículo del diario "El mundo" de hoy:

Yo se la chupo a Angus Young

3 de abril de 2009.- Se la chupo. Después de lo visto esta noche en Madrid, de semejante exhibición descomunal, de tan salvaje emoción, después de esa manera de electrocutar a 15.000 tíos en grupo, oye, hago una excepción y se la chupo sin problemas a Angus Young.

Que no, hombre, qué se la voy a chupar, era coña. Que paso de chupar penes, caramba. Pero tenía delante a una morenaca que se lo hacía fijo. Lo sé por sus movimientos pélvicos. Bueno, de hecho creo que el viejo Angus se la tiró en pleno concierto, el muy cochino. A 30 metros y sin tocarla. A ésa y a otras 4.000.

Porque no nos engañemos: eso, en esencia, es el rock. Follar a través de una guitarra.

Fue, en verdad, la apoteosis. Beck dijo una vez que es imposible resistirse a las hamburguesas rock de AC/DC, y lo de anoche en el Palacio de los Deportes fue pantagruélico. Pero, por encima de la engrasadísima banda, del sonido perfecto, de tan chocarrera como entrañable imaginería -los cañones de Famobil, la campana como del 'Un, dos, tres'-, del redondo concepto de show, por encima de todo eso, un gigante con cara loco y fuego en las manos: Angus Young.

Debo confesar que me dio miedo. Cuando el tipo empezó a hacer esos solos estratosféricos, corriendo a la vez de un lado a otro como un energúmeno, poniendo esa cara de enajenado, esa jeta entre ET y Eduardo Punset, pensé: a este tío le va a dar algo. ¡Joder, que tiene 54 años!

Luego llega la siguiente canción, y el tío lo vuelve a hacer. Y otra. Y otra. ¡Y otra! Y no se trata (sólo) de atletismo y circo (que también: es un auténtico malabarista, le falta hacer el pino puente). Es que cada solo es más emocionante, más brutal, más terroso que el anterior. Más boogie, más sucio, más lascivo.

Y llega, antes de los bises, 'Let there be rock'. Y sucede algo que hay que ver para comprender. La banda alarga los acordes y Angus empieza a caminar por la pasarela. Él solo para 15.000 almas. Va como corriendo, pero a la vez le saca a la guitarra unos chillidos impresionantes, mágicos.

Llega al final de la pasarela. Sigue taladrando. Una plataforma, en el centro del gentío, le eleva unos metros sobre la multitud, que aúlla y aúlla. La banda sigue tocando, pero los 30.000 ojos están en Angus. Y Angus se contorsiona, se retuerce, está poseído, y de sus dedos sale un alocado e imparable torrente de energía. Como un ataque de epilepsia medio controlada.

De golpe y porrazo se tira al suelo de espaldas. Se da una costalada del carajo, pero no parece notarlo. Como un demente, mientras tiembla, empieza a dar vueltas sobre sí mismo, como las agujas de un reloj. Y el solo arrecia, y el griterío es ensordecedor (y ahí se ha tirado a unas cuantas el muy golfo, estoy seguro).

Y vuelve a cruzar la pasarela, y se sube detrás del escenario, y sigue con ese solo interminable que ya no es sino un río, una tromba inconcebible, y aunque parezca increíble no suena masturbatorio, sino que centrifuga el aire, lo electrifica como si fuera a caer la última tormenta sobre la Tierra.

Luego -la banda ya ha parado, pero ni sabemos cuándo- juega un rato con la multitud. Les hace gritar al ritmo de sus demoniacos riffs. Coge a 15.000 tíos como quien sujeta una naranja, y se los mete en un bolsillo. Es aterrador. Termina. Han sido 10 minutos. Como un concierto dentro del concierto. Un número de magia, de circo, de atletismo, de sexo, de arte. No se puede creer. Hay que verlo para creerlo.

Palabras como 'palurdo', 'paleto', 'cazurro' y demás se suelen adosar como guiño irónico, en las crónicas, al rock de AC/DC. Mea culpa: yo lo he hecho. Es esa altivez intelectual. Se supone que su música es para burros. Hace cinco horas, en vista de semejante espectáculo, me di cuenta de la verdad. Podrán ser unos paletos, ellos y sus fans. Podrán ser casi iguales el 80% de sus canciones -e igual de eficaces-. Pero a la propuesta de AC/DC le sobra inteligencia emocional. Tal vez la más útil de todas.

Y hasta aquí puedo leer. Tíos, no puedo con los huevos. He escrito 150 líneas para el papel, ahora esto y en cuatro horas en pie. Son las cinco de la mañana. Me piro a sobar. El post ha quedado deslavazado pero, la verdad, debo irme.

Y por cierto, lo de chupársela era coña, ¿eh? Qué coño lo voy a chupar yo nada al vejestorio ese...

1 comentario:

jorge dijo...

Orgasmatron ;-)